¿Qué hace bueno a un abogado? Mi variada experiencia en el ejercicio de la abogacía para diferentes necesidades (trabajadores, empresas) a lo largo de más de 15 años, con un cambio de siglo de por medio y combinándola con la docencia me permiten ejercer esta profesión aportando valor al cliente.

Aunque sea necesaria, no basta con la actualización constante de conocimientos. Porque el abogado no es una mera enciclopedia jurídica. Tampoco es ya el tiempo de los "outsiders": la creciente complejidad de nuestro mundo nos obliga en muchas ocasiones a trabajar en equipo con otros profesionales para satisfacer realmente las peticiones de los clientes. A veces el equipo lo forman el representante y el representado. Y la gestión de las emociones, el sentirse escuchado, es una clave fundamental.

Y la ética. La ética como espacio de confort y eficiencia en el ejercicio de la abogacía, tanto para el cliente como para el profesional. Equidad, compromiso y confidencialidad son valores básicos vinculados a la ética.

He podido experimentar todas estas dimensiones a lo largo de mi carrera profesional, aunque tal vez haya sido en la administración concursal de sociedades con problemas donde más exigente resulta combinar todas estas facetas. Por eso me parece una referencia este artículo de Aurelio Gurrea: el buen administrador concursal, como las buenas abogadas, son quienes gestionan bien las tres dimensiones: el conocimiento, la humanidad y la ética.